Este volumen, verdaderamente fascinante, nos invita a una especie de peregrinación franciscana por las salas de uno de los museos más famosos del mundo, el Museo del Prado. El aparato crítico es necesario y ha sido elaborado en estas páginas de manera precisa y rigurosa: cada cuadro, cada autor, cada escena o retrato es objeto de una descripción puntual, remitiendo tanto a las fuentes hagiográficas como a los escritos del santo de Asís. Pero la sorpresa está en la capacidad de hacer que esos instrumentos interpretativos indispensables desemboquen en una verdadera contemplación, que es no solo estética sino también mística. En otras palabras, el lector descubrirá que tiene en sus manos también una guía espiritual, que conduce a la meditación y a la oración.