Un importante documento de la Comisión Teológica Internacional, con la aprobación del Pontífice. Fruto de años de trabajo, profundiza en el significado teológico de la sinodalidad en la Iglesia y ofrece algunas líneas teológicas y orientaciones pastorales útiles. Entre otros aspectos, destaca la exigencia de tener más en cuenta a las Iglesias locales en la convocatoria del Sínodo de los Obispos, permitiéndoles discutir previamente lo que a continuación los Padres Sinodales debatirán en Roma, o hacer obligatoria la institución de Consejos diocesanos y una serie de estructuras necesarias para la sinodalidad.