Necesitamos seguir hablando de nuestros miedos y nuestras angustias. Y seguir discerniéndolos. Porque hay veces que nos bloquean, sí. Pero también nos ayudan a protegernos, a entrar en relación con otros. Angustia y miedo hablan de que no somos omnipotentes, de que tenemos que defendernos de aquello que nos amenaza. Como dice Juan Carlos Bermejo en el prólogo del libro, Alejandro Rocamora y su hija Cristina no le han quitado el miedo, pero le han ayudado a continuar en ese camino de alivio del sufrimiento evitable.