La elección de casarse y construir una vida familiar es aún hoy una fuerza vital que sostiene a las demás realidades que integran nuestras sociedades: desde la procreación de los hijos a su educación, desde el trabajo cuidando de los más débiles a la acogida en familia del otro con todas sus características peculiares. En este sentido, la familia no es antagonista de nadie, ni entra en conflicto con otros intereses de la sociedad. La gran variedad de culturas, situaciones y tradiciones que inevitablemente se confrontan al hablar de la familia, manifiesta que la familia tiene su raíz en la humanidad de los hombres de todos los países y de todas las culturas;no es fruto de las leyes, es algo que pertenece a la naturaleza humana: en otras palabras, la familia está ahí y seguirá siempre;ciertamente, no ha desaparecido.