Hasta hace no mucho tiempo el llamado arte primitivo no formaba parte de la historia del arte. Unido al colonialismo y al «descubrimiento» del Otro, se estudiaba desde la Antropología, más como un testimonio de una manera de vivir del pasado que como unas formas de valor estético. La mirada vanguardista, desde el primitivismo, incidió sustancialmente en el cambio de su valoración. Sin embargo, mucho del debate original sigue vigente. En cierto sentido, el arte primitivo es incómodo, imposible de encuadrar en las categorías de la historia del arte occidental, pero innegablemente perteneciente al orden de lo estético.