Una mañana con nubes de verano subí hasta el ibón de Tramacastilla (Pirineo de Huesca) y, sentado junto a su orilla, respiré profundamente y me imaginé escribiendo un poema en su agua. Emocionado por la belleza natural que me rodeaba, pensé en la felicidad de las personas y en la impermanencia de todo ello, de la misma manera que mis letras iban desapareciendo conforme las iba escribiendo. Así nació Poemas en el agua. Os propongo su lectura a sorbos porque un poemario es como un buen vino, se pierde su esencia si se bebe de un trago. Estos poemas fruto de mis experiencias meditativas pueden tomarse como reflexiones poéticas para disfrute del lector o como una herramienta meditativa para su lectura en grupos de mindfulness al iniciar o terminar una práctica. Espero que os gusten.