Los problemas de salud prevalentes y las necesidades de atención a la infancia y la adolescencia han variado en las últimas décadas.Los profesionales sanitarios dedicados al cuidado del niño y adolescentes deben estar íntimamente ligados a la familia y su entorno y a las necesidades de salud de los niños, pero su papel ha evolucionado a lo largo del tiempo. Se presta una mayor atención a nuevos problemas emergentes como son la problemática social infantojuvenil, los trastornos del desarrollo neuroevolutivo, la adolescencia y las conductas de alto riesgo, los problemas relacionados con la nutrición (obesidad y trastornos de la conducta alimentaria), la adopción, el fracaso escolar, la disfunción familiar y aquellos otros derivados de la inmigración, la desigualdad y la marginación social, el maltrato infantil, etc. Esta nueva patología supone un importante reto para el enfermero general y especialista en Pediatría, para su formación y también para la forma de desarrollar su actividad asistencial. Muchos de estos problemas no pueden atenderse de la forma tradicional, pues precisan tiempo, salir fuera de las consultas y relacionarse con el entorno crítico del niño (familia, escuela, asociaciones comunitarias), promover dispositivos de atención cercanos y tener una perspectiva intersectorial y global que integre las actuaciones sobre la salud con los sectores educativos y de servicios sociales