Sigo aquí, de momento, con relatos de mesilla es fruto de lo que el autor vivió durante los veintidós días que permaneció ingresado en el Hospital Clínico de Valladolid, quince de ellos en la UVI, después de un ataque cardiaco que detuvo su corazón durante ocho minutos. Según afirma, los médicos le resucitaron. Durante la convalecencia y el proceso de recuperación, un periodo realmente duro, escribió cerca de cincuenta relatos para dejar en la mesilla de noche e ir leyéndolos poco a poco. Escribir fue un refugio para intentar huir de los recuerdos de aquellos días, de las alucinaciones y del estrés postraumático. «Hoy, por fin, disfruto de la vida como nunca antes. Porque, como decía mi madre, todo pasa».