El zorro Baltasar encontró un lugar donde vivir cerca de un gallinero. Parecía un plan perfecto para asegurarse el alimento, hasta que, observando a las gallinas, se dio cuenta de lo felices que vivían todas juntas, compartiendo su amistad. Entonces empezó a entender que, en realidad, lo que quería no era comérselas, sino poder ser feliz como ellas, y no sentirse solo. Una simpática gallina cocinera le hizo ver que, a veces, hay que atreverse a cambiar un poco las cosas para poder ser más felices. ¿Qué decidirá finalmente Baltasar