Estatuas sin ojos es un dietario que abarca cinco años de vida. En contra de las convenciones del género, que suele estar reservado a personajes célebres, esta obra reivindica la cotidianeidad y la relevancia de la vida de una persona "normal": un profesor amante de la literatura que, en medio de la vorágine vital del hombre moderno de a pie, se obliga a entrenar el músculo de la observación y la reflexión pausadas sobre lo que le rodea. Una oda a la existencia común. El autor se pone ante el espejo y entrega un caleidoscopio de vidas y momentos, una radiografía de su intimidad, sus asedios, duelos, antipatías y adoraciones, sin dejar por ello de mirar al presente en el que vive.