Las tempestuosas relaciones entre el rico heredero Camille des Grieux y el pianista René Teleny, podrían, en efecto, ser consideradas una suerte de transposición del «inconfesable» vínculo con Lord Alfred Douglas, que llevó a Wilde a la cárcel. Pero son, sobre todo, la plasmación típico-literaria de determinado aspecto oculto de la sociedad victoriana, que Wilde no podía ironizar en sus más celebradas obras, por su personal y flagrante inmediatez con los hechos. Teleny, en este sentido, puede considerarse una especie de reverso o negativo de Dorian Grey: todo cuanto en esta aparece nimbado de reticente y maligna perversidad, se aclara en Teleny en forma de equívocos sociales, fundados en simples deseos carnales. Lo que evidentemente condenaba al secreto a la novela en exceso explícita, que hasta fechas recientes circuló solo en ediciones privadas, de las que la primera, de 1893, es precisamente el libro de amarilla cubierta antes mencionado. En cuanto a la autoría del mismo, son varias las hipótesis barajadas por los críticos y prologuistas de las diversas ediciones, todos coinciden en que la forma final se la dio el propio Wilde, aunque no es improbable que fueran varias las manos que participaran en su confección, o al menos en su elaboración temática. Lo que, en cualquier caso, no hace sino acentuar el carácter testimonial de la obra, a la que no pocos consideran un verdadero monumento arqueológico de la literatura «gay».