¡SE DISPUTA UN REINO! Tal podría ser el título de cada una de las dos obras teatrales que engloban Alfonso IX (el rey ciudadano), pues estas representan el - de la vida del último rey de León. Cuenta con un elogioso Prólogo del filósofo y pedagogo Rogelio Blanco;lo cual da un empaque mayor si cabe a la obra, dado que explica con el rigor y elocuencia que le caracterizan los dos momentos cruciales en la vida de Alfonso IX . El primero se escenifica en La primavera de un reino, cuando un joven aspirante a rey llega a la civitas regia leonesa para ser coronado en la Curia Plena de 1188 (que a la postre se convertirá en las primeras Cortes «democráticas», al incorporar a los hombres buenos de las ciudades del Viejo Reino), dentro del claustro de San Isidoro;mientras que el segundo se argumenta en El invierno del león (un reino obligado por pactos), donde un monarca ya longevo y próximo a la muerte, con 57 años (1229) antes de partir a la conquista de la hasta entonces inexpugnable plaza de Cáceres, concierta una reunión secreta en el alcázar de Toro con su ex esposa Berenguela de Castilla. ¿La razón Sin duda dilucidar la entonces mayor de sus preocupaciones: la sucesión al trono del reino de León. Este es sucintamente el argumento de las dos obras teatrales de marcado carácter leonés, pero, para conocer el más que sorprendente desenlace que encierra cada una de ellas, el ávido lector deberá de sumergirse en un mundo desconocido, sutil y sugerente (las intrigas palaciegas en la Corte de León), y leer con fruición hasta la última de sus páginas.