La familia tiene un gran potencial con el que contribuir al bienestar general de esta sociedad, que a veces sentimos que se va a pique. La presión por alcanzar el canon de belleza está haciendo mella, enfermándonos cada vez más y desvirtuando la realidad de nuestros cuerpos. Con estas páginas solo deseo poner a disposición de forma sencilla y práctica lo que ya posee de forma intrínseca cada familia, con el propósito de construir hogares protectores, dónde el cuerpo que cada uno habita pueda sentirse y amado.