A Delmira Agustini (1886-1914) le tocó vivir encabalgada entre el fin de siglo y comienzos del siguiente, en un Montevideo que, aunque provinciano y conservador en algunos aspectos, en otros tenía fama de libertario. Fue desde sus inicios muy consciente de su condición de mujer en medio de un mundo en lo esencial masculino y su poesía, del todo modernista y aun simbolista, terminó siendo rotundamente transgresora, en especial a partir de Los cálices vacíos (1913). Delmira Agustini prefigura de algún modo a Alfonsina Storni (que fue una gran admiradora suya) y a toda la mejor poesía erótica escrita por mujeres hasta este mismo 2022. El rosario de Eros es una recopilación de lo más selecto de su obra.