Hola, soy Nao, un chaval de secundaria corriente y moliente. Bueno, y algo atontado, según dicen por ahí. Disfrutaba más o menos de mi vida estudiantil hasta queà ¡mátame, camión! Es decir, literal que me atropelló un coche. Y cuando recuperé la concienciaà ¿¡estaba en el cuerpo de un gato! Por suerte, una compañera llamada Chika me adoptó, salvándome de una vida horrible en las calles, donde mandan michos con pinta de matones. Ahora paso los días junto a ella, sin saber cómo volver a mi forma original. Es cierto que puedo meterme en los rincones más insospechados y siempre caigo de pie, pero por lo demás, ¡marramáu! ¿Quién me iba a decir que ser gato resultaría tan duro