En su lecho de muerte, la madre de esta novela susurra antes de apagarse: "Comedme". Todos sus hijos sabían que lo haría, pero no deja de ser un último deseo engorroso, cuando no cruel. Los Seltzer son caníbal-americanos, pero los hermanos deben ahora enfrentarse a sus contradicciones, a sus dudas, a su modernidad, a la tradición, a la culpa, a conflictos fraternales y a demasiados kilos de carne roja.