El teatro de Valle-Inclán, muy renovador y avanzado para su época, es considerado hoy como uno de los más importantes del siglo XX en la literatura castellana. La cabeza del dragón, que se inscribe en el género de la farsa (de ahí su título original: Farsa infantil de la cabeza del dragón), es una buena muestra de ello. Con el humor característico de ese tipo de obras, se presentan en escena una historia y unos personajes llenos de gracia e imaginación: un príncipe que se disfraza de bufón, un duende, una infantina a punto de ser devorada por un dragón Pero La cabeza del dragón anticipa también el teatro basado en la deformación grotesca de personajes y situaciones por el que es conocido su autor.