Los pueblos del mar, todos, sin distinción, son uno en su diversidad cuando se enfrentan al entorno que les trae la vida y, en muchas ocasiones, la muerte. Los seres marinos pueden ser cazadores o presas, y las dos cosas al mismo tiempo. Siempre misteriosos, como el espacio que habitan. Las sabias culturas ancestrales nunca los olvidan y por eso en sus narraciones nos animan a conocerlos, respetarlos e incluso imitarlos para alcanzar el éxito en la eterna lucha por la supervivencia.