El Tahúr Ausente, es la aventura espiritual de Quim, quién juega para vivir y vive para jugar. Sentir la vida como un juego, como una emoción suprema. Quim nos habla de sus emociones, de su ludopatía consciente, que es su forma de vivir y entender la vida, de ser y de afirmarse. El juego es su vida. Le confiere sentido. Necesita jugar para comprender su vida, su entorno y sentirse vivo.Pero a medida que su suerte como jugador cambia, el juego pierde su encanto. Cuánto más gana en el juego, más vacío se siente. Y al perder la emoción por el juego, su vida adquiere el sentido del vacío. Simplemente no puede dejar de jugar, aunque ya carezca de sentido para él. Tiene que seguir jugando, como seguir viviendo, sin sentido. En su percepción del mundo del juego y de las propias experiencias, nos describe a los personajes que pasan a lo largo de su periplo: Corina, Albert, etcétera. Un cumulo de experiencias, en las cuales siempre se desvela su sentido de la vida. Su intento de no pasar solamente por la vida, sino de sentirla.