En el año 580 de nuestra era, la felonía más hiriente se consuma: Hermenegildo, primogénito del rey visigodo Leovigildo, se subleva contra él. Con el trasfondo de la inevitable guerra por el poder entre padre e hijo, un asombroso juego de espejos permite al lector ser testigo de las vicisitudes de Vigorti para resarcir la memoria de su padre. En la corte toledana, la vida del monarca peligra por las intrigas familiares y de su círculo más íntimo, y por una lucha por la supremacía religiosa entre arrianismo y catolicismo que amenaza la convivencia en el reino visigodo.