Los escritos sobre urbanismo que se agrupan en este libro apuntan en varias direcciones. Por un lado, tenemos la Barcelona actual y más concretamente los paseos dados por sus calles como un punto de partida para reflexionar, de forma libre y usando a veces el monólogo interior, sobre la estética y las historias que encierran muchos de sus barrios. Nos encontramos, por otra parte, con la crónica de la construcción física de la ciudad, el derribo de sus murallas y lo que esto supuso para los pueblos del Llano que la rodeaban, absorbidos por el cambio más radical del siglo XIX: la creación del Eixample. Además, Jordi Corominas se detiene en una figura fundamental de la reciente historia de Barcelona, Oriol Bohigas, que como urbanista del gobierno municipal y regional rediseñó, a veces entre grandes polémicas, partes fundamentales de la ciudad decimonónica y del periodo franquista. Y, como un hilo que recorre toda la obra, se señala, por último y de forma clara, a los olvidados de todas estas transformaciones urbanas, políticas y económicas: los habitantes de la ciudad y la castigada belleza de los lugares compartidos. Un libro, en definitiva, heterodoxo y laberíntico, pero que aún logra nombrar las heridas invisibles de la producción del espacio.