La mitología inventada por J.R.R. Tolkien posee una cualidad intrínseca que la diferencia de otros mundos imaginarios: es profundamente verosímil. Tal coherencia hunde las raíces de su credibilidad última en los idiomas ideados por el autor desde sus años universitarios en Oxford. Pero hay algo incluso más profundo. El modo en que historia, leyenda y mito se funden en una síntesis luminosa, profundamente deseable, procede de algo que el propio Tolkien afirma en su ensayo Sobre los cuentos de hadas : que esas tres realidades están hechas de la misma materia, la verdad. Al proceso de imitaciónde esa verdad el autor lo llamó subcreación, la capacidad que el artista posee para otorgar a sus obras una profunda semejanza con el obrar creativo que es prebenda única de Dios.