Ser viajero con la poesía al lado,casi es un lujo en los tiempos que corren. Ser fabricante de sueños, en torno a realidades hueras, es una valentía humana. Y así podíamos continuar con una retahíla de consideraciones al respecto del mundo poético. Todas las personas sensibles, llevamos dentro la posibilidad de expresar la poesía. El aura aparece cuando se va en su busca con inquietud y anhelo. Es obvio, que para escribir hace falta inspiración, y ésta se halla, con la compañía amada del silencio. Donde hay alboroto y jolgorio sobran poemas. La crónica de este fenómeno cultural nos habla de ello. Decidí ser poeta, cuando de mi interior salían chispas literarias que expresaban mis sentimientos. Y como pertenezco al género humano, lo que yo prodigue con encanto musical, puede ser referencia para muchas personas. Se impone el materialismo y la vulgaridad. Lo estamos rozando cada día. Y eso, duele o miramos para otro lado. Porque la ley asegura la educación y el civismo, pero, si la colaboración ciudadana no ayuda, todo se queda en aguas de borrajas. Utiles consejos nos da papá Estado. Sepamos ser el eco de su voz. ¿Cómo estar coronado por la sensibilidad y dominado por la cultura?. Con el esfuerzo, no cabe duda. Un pueblo que tiene sed de sabiduría está salvado del movimiento salvaje que, a veces, parece estar de moda, hasta en países civilizados. La poesía no es para seres privilegiados sino para personas equilibradas en el espíritu, que no se esfuman en alfombras llenas de polvo, con el instinto bestial. Frente por frente con la armonía y el ritmo musical. Es como un sueño dedicado a elevarnos de los olores que producen malestar o asco. El aire poético es también cosa de suerte, silencioso e íntimo. No es celda para dos. Puede llevar mensaje o no, pero nunca fatiga. Relaja en la intimidad. El perfil del o de la que lee poesía no tiene arrogancia, ama la belleza y está en sintonía constante con el espíritu. No llega a ser un elemento misterioso, pero casi... La sangre fluye, no se altera. Es como salir de la carne, una especie de religión sin normas ni dioses. Los suspiros nos invaden cuando la estructura del poema prolonga la vida. La poesía de Manuel López Martínez en su libro ?Azahar en los pensamientos?, consigue también, que un fino erotismo entre en nuestras venas. El remedio mágico existe y el autor se da cuenta de ello. El amor siempre es necesario. Se desprende de un buen número de poemas. Para saberlo, el poeta se adentra en su experiencia vital. Cuerpo y alma hablan por sí mismos a través de sus palabras.