La Córdoba romana, la que fuera después capital de Al Andalus, es hoy una misteriosa y bellísima ciudad, cuajada de monumentos y encanto. Córdoba extiende su maraña de callejuelas alrededor de la joya principal, la Mezquita-catedral, el más claro exponente de la síntesis de cultural que ha representado siempre esta ciudad. A orillas del río Guadalquivir, el casco antiguo se cuenta sin duda entre los más bonitos del mundo. Córdoba nos ofrece en su visita rincones secretos, preciosos patios llenos de flores, palacios y templos. Resulta sugerente dejarse llevar por las calles blancas de la Judería, antes o después de visitar la imponente Mezquita. Los bares y tabernas del centro ofrecen lo mejor de la cocina local y un ambiente alegre y divertido. Fuera de la capital, la visita nos lleva a las ruinas de Medina Azahara y a localidades de la provincia como Baena, Zuheros, Cabra, Lucena, Montilla o Priego de Córdoba.