La envidia es relacional y relativa, necesita de los otros para existir. Si estamos manchados por la envidia, lo que tenemos o lo que somos se mide a partir del valor del otro y, cuanto más cerca estamos de lo que envidiamos, más fuerte es la pulsión. Todo, en este pecado, empieza en los ojos. Si la envidia provoca una apatía que lleva hacia la nada, los celos nos llevan hacia la ansiedad más obsesiva. Si la envidia nace del deseo de tener lo que no poseemos, los celos nacen del miedo a perder lo que ya se tiene. Marina Porras se aproxima a la envidia a través de grandes voces de la literatura (Dante, Cervantes, La Rochefoucauld, Austen, Balzac, Proust, Valéry, Faulkner, Pla, Rodoreda, Ferrater), sin olvidar los cuentos tradicionales ni las aportaciones de la filosofía (Kant, Kierkegaard, Nietzsche). La serie «Pecados capitales» pretende ofrecer una visión fresca y rigurosa de cada «pecado» de la mano de jóvenes ensayistas.