El libro que el lector tiene entre sus manos aborda una temática profundamente inglesa, pero a su vez tiene un alcance universal. Los tres autores estudiados -Moro, Newman y Chesterton- son ingleses hasta los tuétanos. Uno sufrió martirio por su defensa de la fe católica;los otros dos se convirtieron a ella. Los tres amaron a su patria tiernamente, y los tres sufrieron la persecución, discriminación o calumnias por parte del poder político o de la tradición cultural dominante. Por eso, los tres navegaron contracorriente porque entendieron que lo más digno en el hombre, lo que lo hace feliz y supremamente libre, es ser leal a lo que en una conciencia bien formada se presenta como la verdad. Una verdad que no oprime o limita, sino todo lo contrario: abre las puertas a un mundo amplio, con aire puro, donde se puede respirar a dos pulmones. La verdad libera. La frase del evangelio de san Juan -la Verdad os hará libres- fue vivida por Moro, libérrimo entre los muros de la Torre de Londres;por Newman, que en su honesta búsqueda de la verdad se liberó de todas las falacias de una tradición político-religiosa que encerraba la mente en los límites estrechos del prejuicio;por Chesterton, quien guiado por el sentido común alcanzó la plenitud de la verdad en la Iglesia católica, que le daba -con expresión muy chestertoniana- la llave para abrir todas las puertas. Hoy podríamos afirmar que Inglaterra es el mundo. Es decir, que la corriente cultural dominante implica en muchos casos ir contracorriente. Pero contracorriente hacia la libertad: como Moro, siendo leales al poder político, pero sin someter nuestra libertad interior ante sus exigencias despóticas;como Newman, con la libertad de exponer y vivir coherentemente nuestra fe, liberándonos del qué dirán y de los respetos humanos;como Chesterton, presentando con buen humor, sentido común y decisión la belleza y el valor de la verdad, para no quedar esclavizados por las modas pasajeras de lo políticamente correcto.