Mientras la pelota cae, Camacho está atento y desencajado en la banda, como todo el año, y en el ambiente aún quedan restos de la rueda de prensa que dio Cruchaga un par de jornadas antes, con el equipo en puestos de descenso. «Tenemos que hacer un último esfuerzo entre todos para darlo todo. He visto desánimo y por eso quiero decir esto. Aquí no se rinde ni Dios y vamos a sacar esto adelante. Somos un pueblo que se levanta cuando están mal las cosas». Tan intenso se pone Cruchaga que parece que vayan a sonar trompetas de guerra, que vayan a salirle llamaradas rojas por detrás de las orejas.