Gabrielle cruza el país, de Nueva York a la California rural de su infancia, para cooperar en la reconstrucción no solo de una vida expuesta, sino de su propia biografía. La causa es el fuego: un incendio ha reducido a cenizas la casa de su madre. Durante un año de ires y venires, de ansiedad y sentimientos de pánico, de perros, osos y gatos, coyunturas financieras y menudeos emocionales, Gabrielle revisará su relación con esa persona a la que le une la fragilidad primero y la fortaleza después. Todo es inflamable son una madre y una hija desplegando el mapa de las circunstancias, localizando los afectos inadvertidos y otorgando sentido a su relación. La crónica pormenorizada de dos mujeres a la intemperie, narrada con el humor, la honestidad brutal y el estilo agudo que caracterizan a la autora.