«¿Por qué nosotros, los que escribimos diarios, nos hostigamos de esta manera? ¿Tenemos la amenaza constante de la recaída, el impulso de manipular y ocultar? ¿Hay aspectos de nuestras vidas ?cosas que hacemos, sentimos y pensamos? que no nos atrevemos a confesar, ni siquiera a nosotros mismos, ni siquiera en la intimidad absoluta de lo que en privado consignamos? En cualquier caso, estoy seguro de que prometí decir la verdad, toda la verdad, etcétera, etcétera, y pienso que estas páginas me confirmarán en esa empresa. A veces me he comportado bien y otras no tanto, pero he resistido todos los intentos de presentarme bajo una luz más favorable. No hay supresiones destinadas a ocultar errores de juicio?;ni añadidos destinados a atribuirme una sagacidad no merecida? ni astutas inserciones que apuntan a una clarividente presciencia?, ya que ése no es el propósito de llevar un diario. Llevamos un diario para capturar esa colección de yoes de que cada ser humano se compone? un verdadero diario nos presenta la realidad más turbulenta y desorganizada. Las diversas etapas del desarrollo están ahí, pero están trastocadas, contrapuestas y repetidas al azar?»