Siempre es posible encontrar una fuente de luz, también en el abismo. Solo falta buscarla y saber verla más allá de la oscuridad. Hasta los actos aparentemente más trágicos pueden ser arropados por un tierno abrazo. Koldo Aldai nos ofrece este abrazo de consuelo al tratar un tema incómodo y tristemente actual, como es el suicidio. Inspiradas en esos seres desencantados de la vida, las palabras de Koldo pretenden contagiar genuino anhelo por la vida que nunca se acaba. Como si al ver a alguien en el borde de un precipicio quisiera gritarle: ?Estoy contigo, tu dolor es el mío y te necesitamos junto a nosotros con todas tus heridas, tus desesperaciones y fatídicos errores: ¡No te vayas!?. ¿Por qué te quieres ir? Es una invitación a honrar día tras día el inmenso regalo que constituye la existencia.