El 30 de junio de 2017, el Ayuntamiento de Valladolid decidía oficializar una vieja aspiración de remunicipalizar el servicio de agua potable de la capital de Castilla y León, sin mayores explicaciones. Con los cambios en la alcaldía, el agua se ha convertido en una cuestión ideológica que es abordada con una carga de demagogia considerable al no existir una línea argumental técnica, sólida y veraz que permita desmontar los sistemas de concesiones o mixto que, tras veinte años de funcionamiento, arroja unos resultados más que estimables.