Una de las características que distingue a las prácticas escénicas que demuestran un alto nivel de actuación es la existencia de una disciplina regular de entrenamiento. Es decir, el propio entrenamiento constituye el sedimento previo a la actuación al plantear las capacidades, el comportamiento y la estética buscada en escena pero, ¿qué implica establecer un entrenamiento y qué objetivos debe reconocer? Alfonso Rivera plantea una metodología didáctica reconociendo los elementos pedagógicos y creativos que intervienen en la formación del actor.