El progreso tecnológico, industrial y social de las sociedades modernas,en vez de liberar a los individuos, los ha atado a nuevas servidumbres. Las escuelas uniforman el pensamiento y limitan otros modos y espacios para el aprendizaje. Los coches proveen una sensación de libertad pero en realidad se convierten en una pesada carga para sus dueños y para las ciudades. Estas son algunas de las ideas del filósofo Iván Illich, uno de los pensadores más singulares del siglo xx. Entre los años setenta y ochenta del pasado siglo, construyó una de las críticas más originales de la modernidad occidental y sus reflexiones sobre la educación, la energía, la movilidad, el medio ambiente y la tecnología son hoy en día igual de pertinentes.