Ante diem IX kalendas maius. Anno DCCCXLV ab urbe condita (23 de abril, año 92 d.c.), a sus catorce años Marco Sensio sale por la mañana de su casa, deja atrás a su madre y a sus hermanos y sigue a su padre, va a aprender un oficio, pero nadie lo ha preparado para lo que realmente se va a encontrar: este ha sido el último día de la vida que ha conocido hasta ahora. «Hay dos clases de hombres, los que se crecen con las dificultades y los que se encogen ante ellas». El capitán del barco en el que viajan como pasaje a la Mauritania Tingitana sentencia con estas palabras cuando él se siente más perdido, vulnerable y totalmente desvalido y, a partir de entonces, Marco siempre tratará de hacer frente a los retos que le planteará la vida y se crecerá ante ellos. A través de los ojos y las experiencias de un crío que se va haciendo hombre a pasos agigantados, nos sumergimos en la vida de la metrópoli con sus intrigas y sus miserias.