Corre implacable 1947, undécimo año triunfal del glorioso Alzamiento Nacional. Tras cumplir de cabo a rabo su condena en el último campo de concentración para prisioneros de la República, Pepe Gazuza sale como transeúnte a un país tomado por el que campan los fantasmas del hambre, la picaresca del estraperlo y la humanidad de los pobres. Sin oficio ni beneficio, Gazuza vagará por las calles de una España yerma donde todo son secundarios buscándose las habichuelas. Entre ellos Ingrid, una rutilante fatale que guarda ausencia a su misterioso marido;Petro, criada multitarea que ha dejado el pueblo para servir en la capital, donde se dejará cortejar por el fascista Alfredi o, o Prosapio Pérez, viajante de lo inverosímil y mientras, los americanos, los rusos y hasta los andorranos, acechan. Con desenvoltura de maestro, Alfonso López dispone un entrañable fresco que se mira en la tradición miserabilista de Berlanga, René Clair o Fernán Gómez. Una comedia coral donde se citan trasuntos de personajes míticos de la memoria popular y que cuenta con apariciones estelares que van desde Manolete hasta un Generalísimo que hace sus necesidades en cualquier rincón de este país siempre cautivo de sí mismo