El barón de Münchausen existió, por increíble que resulte leyendo sus aventuras. Karl Friedrich Hieronymus, barón de Münchhausen, descendiente de una de las más antiguas familias de la nobleza de la Baja Sajonia, relataba las suyas a amigos y allegados, en tertulia a la luz del hogar y en el calor de un buen vino, a mediados del siglo XVIII. Rudolf Erich Raspe ha creado un personaje radicalmente opuesto al racionalismo imperante en la época. El barón lleva la lógica del absurdo al extremo y no teme nada. Sus afirmaciones científicas, expuestas con la mayor seriedad, sirven para hacer probable lo imposible. Desde la primera aventura, uno se deja llevar por el candor y la ingenua naturalidad de este personaje, cuya exótica extravagancia ha retratado magistralmente Javier Zabala.