Una cocina de sencilla ejecución pero siempre sabrosa y suculenta, que no exige grandes conocimientos técnicos, ni ingredientes difíciles de encontrar, ni sofisticados utensilios. Unas recetas que recuperan sabores olvidados en un rincón de nuestra memoria. A lo largo de cuatro generaciones, el apellido Landa se ha ganado un lugar de honor en la gastronomía española. Desde el fundador, Escolástico, hasta sus bisnietos han practicado una cocina atenta a los cambios del gusto pero sin perder nunca la guía de la tradición. Su historia se cuenta en el prólogo, escrito por un hijo de la autora. Angela Landa, decana de la familia, reúne recetas procedentes de sus padres, de su hermano Jesús -creador del establecimiento burgalés-, de sus tíos... y de ella misma, que las ha puesto en práctica cientos de veces y las ha depurado para conseguir el milagro de la claridad y la sencillez. Al publicar este recetario, la autora ha rendido un impagable servicio a quienes saben que también en casa se puede disfrutar de la buena comida.