Una carta entre libros viejos lleva a Sergio a conocer una emotiva y complicada historia familiar, a cuyo desenlace está llamado a contribuir. La presencia de Esperanza, una niña de ciudad que pasa sus vacaciones entre el pueblo serrano y el cortijo donde viven sus abuelos, supone una pequeña revolución en esos contextos. En ese espacio bucólico, entre riñas y suspiros, irá tejiendo una red de implicaciones emotivas con sus primos, con las mellizas y con Luis Sandoval, nieto del amo de la hacienda del cortijo, que la reclaman cada verano. Superando remilgos de falsa familiaridad acuñados en la niñez, entre Luis y Esperanza surge un amor de juventud, que irá creciendo por encima del control que se ejerce en un pueblo, y de muchos reparos familiares que terminan por ahogarlo. Ya adultos, se reencuentran en la gran ciudad con sus vidas trazadas, lo que no impide que, en un cocimiento lento, se busquen y se amen apasionadamente, sobre querellas familiares y cualquier otro compromiso. Sin embargo, el pasado se hace presente rompiendo silencios, aireando secretos y haciendo de ese amor, cosecha de una historia de desamparo que se sembró en generaciones anteriores. Como telón de fondo, los cambios sociales durante la década de la transición y el contraste entre el mundo urbano y rural, sobre cómo la mentalidad de pueblo va moldeando personalidades y encorsetando espíritus tan libres como el de Esperanza, hasta que se rompen moldes y salta el escándalo, que corre de boca en boca sin más restricción que la catadura moral del correveidile de turno.