Los zombis de ahora ya no son como los de antes: si echamos la vista atrás para ver a los primeros no-muertos que aterrorizaban a nuestros padres y abuelos, descubriremos que se trataba de seres lentos y torpes, casi patéticos, que se esforzaban por encontrar algo que llevarse a la boca y que sólo lo lograban gracias a la inusitada torpeza de los vivos.