Bloom, como lector privilegiado, no podía orillar la poesía norteamericana del siglo XX, rica y variada como pocas de ese tiempo. Para él dos son los libros capitales de ese período: Las auroras de otoño de Wallace Stevens y El puente de Hart Crane. A partir de ahí traza un árbol genealógico que incluye nombres esenciales de la lírica del pasado siglo: autores ya clásicos como Elizabeth Bihsop, James Merrill o A. R. Ammons junto a otros que muchos lectores descubrirán aquí, como May Swenson, John Hollander o Amy Clampitt, hasta llegar a los aún en activo: John Ashbery, W. S. Merwin, Mark Strand, Charles Wright, Jay Wright, William Wadsworth, Anne Carson, Henri Cole y Li-Young Lee.