No todos tienen tu experiencia ni tu juicio y la posibilidad de expresarse en un libro. No puedes desoír la voz de tu conciencia de Juez y de ciudadano. Es lo único y último que te queda: el derecho-que es el deber de denunciar aun sin esperanza de remedio. Desahogos de un Juez jubilado que ni pide ni aspira a más glorias sociales ni premios políticos o burocráticos. ¡Quién puede decir lo que tú! Que haya alguien por una vez que no engañe al lector ni le canse con los cuentos de siempre. Así que te espero: escribir sin ilusiones pero con rabia y en su casi melancolía. Sin pretender detener el desastre, pero aliviando tu conciencia .