La tesis inicial de esta monografía es que el mundo occidental se ha construido sobre las bases del Derecho moderno cuyos conceptos y presupuestos contienen una visión masculina de la realidad que cierra la puerta a otros escenarios diferentes. El feminismo jurídico ha criticado esa mirada masculina de la vida generada y sustentada por el Derecho, pero la crítica procede también de otros saberes.Entre ellos, el arte es un ente transformador que produce ideas, nuevas sensibilidades y promueve cambios culturales que potencialmente persiguen ser incorporados al Derecho. Además, es capaz de dotaral fenómeno jurídico de lo que desgraciadamente siempre ha carecido y de esta manera expresar emociones y sentimientos, que son también parte de nuestra naturaleza.