Para¡sos y vergeles de agua se extendieron por el territorio de al-Andalus formando parte de palacios y almunias de recreo. La Alhambra, sede de la dinast¡a nazar¡ entre los siglos XIII al XV, representa el culmen de la creación de estos vergeles y jardines del para¡so. Pocas construcciones han estimulado los sentidos de manera tan sublime, transmitiendo espiritualidad, serenidad y placer al mismotiempo que solemnidad y poder. Una dimensión épica y poética envuelve esta acción creadora que sintetiza la protección y seguridad de una ciudad defensiva, con jardines id¡licos de agua y vegetaciónen su interior y bellas vistas que se abren al paisaje.