Intentando crear alguna canción nueva me he venido a recluir a una aldea del oriente de Asturias. Junto a la casona donde estoy, muy cerca, aunque no alcanzo a verlo, hay un asno que de cuando en cuando rebuzna. La oportunidad de tal rebuzno, que a mis oídos suena como un escarnio, me parece sin embargo como caída del cielo. Esto está muy bien, me digo, mientras torpemente ensayo una progresión de acordes demasiado vista o trato de escribir una línea inspirada. Y el burro vuelve a rebuznar a mis espaldas. Cuán conveniente, cuán necesario resulta, queridos amigos de la profesión, tener un asno siempre a nuestro lado. Yo no sé cómo haré cuando me regrese a la ciudad. Quién hará de mi conciencia con tal gracia y de tan insobornable manera como lo hace el burro de esta bendita aldea.