Estamos en tiempos de personas fuertes y valientes como tú. Valiente porque te sabes débil, te escuchas a ti mismo, te comprendes y aceptas tus limitaciones. Fuerte porque resistes los envites y los embates del propio yo y de tantas adversidades de la vida, atacas las dificultades, los monstruos y los dragones. A veces, ganas y, a veces, pierdes. Valiente porque crees, perseveras, eres leal a tus propias decisiones, a tu propio ser y a tu propia identidad. Fuerte para ser tú mismo y ser feliz en tu vida real, con luces y sombras. Valentía y fortaleza para generar hogar en la tierra que pises, para llevar contigo la paz, para elegir libremente con qué y con quién te comprometes, para dirigir tu imperio interior, para decidir a quién sirves, para diseñar y seguir tu propio proyecto de vida, para dejarte afectar por la realidad y por las personas. Más allá de la disciplina, de la fuerza de voluntad y de la resiliencia, la fortaleza te facilitará conseguir lo bueno para ti en el camino hacia una vida lograda, e implicar a tu cuerpo, sentidos, inteligencia, emociones y relaciones personales para acostarte cada día con una sonrisa de satisfacción y agradecimiento.