Una emotiva historia de familia, convivencia y solidaridad. Un breve relato lleno amor y sabiduría sobre la justicia, el sentido de la vida y la muerte desde los ojos de la infancia. Charlotte, con sus casi siete años, empieza a escribir sus memorias. Le encanta cambiar de nombre, abrazar a su hermano, liberar grillos o inventar palabras. Su padre trabajaba diseñando motores para aviones, aunque ahora recoge chatarra. Su casa le parece un camping con colchones, montañas de ropa y juguetes por todas partes. Cuando su madre enferma, Charlotte adopta el nombre de Payasa y se propone cuidar a sus padres. Más tarde, dispuesta a modificar el rumbo de los acontecimientos, se llamará Maga. Y aunque las magas no siempre pueden cambiar las cosas, al menos pueden pedir deseos. Como fotografías de un álbum familiar, las ilustraciones de Clara Encinas acercan los protagonistas de la historia a los lectores y lectoras revelando detalles significativos de sus vidas cotidianas.