Un avión se estrella y todos los pasajeros a bordo han de morir en consecuencia. Pero la colisión no se produce en este mundo, sino en el de los espíritus. En concreto, se estrella contra una montaña conocida como la "montaña de la vida", en la que yace escondida una energía que conforma la base de la vida de toda criatura. La colisión provoca que una enorme roca de la montaña se haga añicos y pequeños fragmentos, las "piedras de la vida", caen sobre ocho pasajeros. Gracias a estas piedras, los pasajeros condenados a morir logran salir con vida del mundo de los espíritus. Los ocho pasajeros supervivientes sienten el poder místico que emana de las piedras y están convencidos de que siguen vivos gracias a ellas. El jefe del mundo espiritual, en un intento por recuperar las piedras, ordena a una kikimora, un espíritu guardián de la montaña de la vida, que vaya a recuperarlas.