Antes de alcanzar fama universal como autor de teatro y brillante conferencista, Oscar Wilde ganó prestigio con la publicación de sus primeros cuentos. La aparición de El crimen de lord Arthur Saville y El fantasma de Canterville, en 1887, le granjeó cierta notoriedad por su irónica manera de abordar dos géneros puramente británicos: la novela de detectives y la novela gótica. Crítico con la aristocracia y las clases altas de la sociedad inglesa o norteamericana, envolvía sus relatos en una distancia, que poco tenía que ver con el naturalismo que en ese momento dominaba el panorama literario europeo.Este volumen ofrece toda su narrativa breve, pequeñas joyas literarias que él calificaba de estudios en prosa, pensadas tanto para niños como para adultos. Sus primeros relatos, con ecos de Andersen, Hoffmann y la tradición popular, son fábulas de exquisita prosa, cuyo encanto reside en la ingenuidad y la bondad que exaltan. Al final de su vida, su obra se hace más realista y Wilde ve derrumbarse su mundo de lujo y escarlata, al tiempo que adopta una ética franciscana, al lado de los humildes y los marginados.