La Guerra de las Galias fue una contienda militar que se extendió desde el 58 a.C hasta el 51 a.C y que enfrentó al Imperio romano, liderado por el procónsul Julio César, contra las tribus galas, conducidas por Vercingétorix. Con la victoria de los romanos, la República sometió a este extenso país, que llegaba desde el Canal de la Mancha hasta el Mediterráneo, y pudo asegurar la frontera natural del río Rin. Los romanos también hicieron incursiones en Britania y Germania, pero estas expediciones no llegaron a transformarse en invasiones a gran escala. A pesar de que el dirigente romano justificó la invasión como una acción preventiva ante la presión de los galos, la mayoría de los historiadores coinciden en que el principal motivo del conflicto fue potenciar la carrera militar de Julio César y obtener recursos para sufragar sus deudas. Por ello, se considera este libro como una obra maestra de la propaganda y la obra más importante que se conserva del general. Según las crónicas de Plutarco, gracias a la guerra de las Galias los romanos sometieron a 800 ciudades controladas por 300 tribus, consiguieron tributos superiores a los 40 millones de sestercios y un millón de prisioneros vendidos como esclavos. Los cálcuos estiman que hubo cerca de tres millones de muertos en la contienda.