Autobiográfico, fragmentario y disparatado, este texto traza el recorrido de una joven agotada por las travesuras de su marido, tan huidizo como fan de Heidegger. Así que toma cartas en el asunto, empezando por la cacerola, como le recomienda Marie-Claire. Tras servir a su amante como guiso, abandona el hogar conyugal e inicia un vagabundeo que solo puede acabar en misandria. Opta por la prostitución, convirtiéndose en moneda viva como única forma de negociar una alienación tolerable.